El día de ayer se llevo acabo el evento más esperado para los fanáticos de la NFL, el Super Bowl 2025, este evento reúne a millones de personas cada año en un juego considerado histórico por muchos. Este partido fusiona a los aficionados del deporte con los amantes del espectáculo, ya que muchos espectadores se interesan más por el Half Time Show que por el mismo partido.
En esta ocasión, el encargado de dar el espectáculo fue el rapero, compositor y productor Estadounidense Kendrick Lamar, nacido en 1987. Conocido por su estilo lirico complejo y su critica social. Dentro de su trayectoria, ha ganado 22 premios Grammy, además de ser el primer artista de rap en ganar un premio Pulitzer por su producción discográfica DAMN en el 2018. Sus álbumes, como Good kid, m.A.Ad. city y Top pimp a butterfly, han sido aclamados por su narrativa y profundidad. La escritura de Lamar generalmente incluye referencias al racismo, el empoderamiento de los negros y la injusticia social. Su música ha sido llamada «confesional» y controvertida. The New York Times califico el estilo musical de Lamar como anti-extravagante, interior y complejo.
Teniendo esto en cuenta, era de esperarse que el rapero no nos diera un show de medio tiempo lleno de escenografías impresionantes, coreografías complejas y fuegos artificiales por todos lados. Al contrario, nos dio un show plagado de referencias de su propia crítica social, además de aprovechar el momento para dar el siguiente golpe en su controversial pleito con el rapero Drake, usando el escenario para proclamarse un fuerte contrincante en esta disputa.
El show arrancó con la icónica participación del actor y activista Samuel L. Jackson, caracterizado como el Tío Sam, un símbolo que fue utilizado para reclutar soldados en 1812, este personaje Norteamérica quien claramente siempre ha sido blanco, en esta ocasión, lo represento un hombre negro que ha sido activista por los derechos de la comunidad negra desde 1969.
En cuanto a su escenografía, fue simple pero acertada, utilizo una colorimetría en la vestimenta que hace alusión a los colores norteamericanos y estuvo acompañado de un staff de bailarines únicamente afroamericanos. Fueron detalles que nos demostraron que Kendrick continuo firme con su esencia, dando un espectáculo lleno de simbolismos. Como el momento en el que vimos a los bailarines simbolizando claramente a la bandera estadounidense partida a la mitad, lo que nos lleva a pensar que puede hacer referencia a la extrema polarización que existe en el gigante americano. Mientras que Lamar, cantaba Humble, entonando el famoso coro “sit down, be humble” / “siéntate, se humilde”. Acto que puede pasar desapercibido, o no, si consideramos que el polémico presidente de Estados Unidos se encontraba presente, presenciando el show.
Para muchos fue un excelente show, lleno de indirectas y buenas canciones, para otros un claro discurso político y para la mayoría un medio tiempo que dejo que no cumplió con las expectativas. Sin embargo, recordemos que cada show es un reflejo del artista y en esta ocasión, podemos decir que, tras la trayectoria del rapero, se mantuvo fiel a su esencia… y tú ¿qué opinas?