El día de ayer, 9 de febrero, se llevó a cabo edición 59 del super bowl en Estados Unidos, teniendo como protagonistas a los Chiefs de Kansas City y a los Eagles de Filadelfia, siéndo estos últimos los vencedores de lo que fue un partido bastante variado de emociones.
El Super Bowl es mucho más que la final del campeonato de fútbol americano en Estados Unidos; se ha consolidado como un fenómeno cultural, económico y social de gran envergadura. Su importancia trasciende el ámbito deportivo, influyendo en diversos sectores y convirtiéndose en un evento de relevancia global. Desde su primera edición en 1967, el Super Bowl ha evolucionado hasta convertirse en una celebración que atrae a millones de espectadores en todo el mundo. En Estados Unidos, es el evento televisivo más visto del año, con audiencias que superan los 100 millones de personas. Por ejemplo, en 2024, la audiencia alcanzó los 123,5 millones de espectadores, estableciendo un nuevo récord.
Este evento no solo congrega a aficionados al fútbol americano, sino también a personas interesadas en los espectáculos que lo rodean, como el show de medio tiempo y los anuncios publicitarios. Las reuniones sociales en torno al Super Bowl se han convertido en una tradición en la cultura estadounidense, comparables a festividades como el Día de Acción de Gracias.
El Super Bowl es una plataforma inigualable para la publicidad y el marketing. Las marcas invierten sumas millonarias para asegurar espacios publicitarios durante la transmisión. En 2025, el costo promedio de un anuncio de 30 segundos superó los 8 millones de dólares, reflejando el valor que las empresas otorgan a la exposición durante el evento. Estos anuncios se han convertido en fenómenos culturales por derecho propio, con producciones de alto presupuesto y narrativas creativas que buscan resonar con una audiencia diversa y masiva. La expectativa por los comerciales es tal que muchos espectadores sintonizan el evento principalmente para verlos, lo que subraya su importancia en la estrategia de marketing de las empresas.
El Super Bowl genera un impacto económico significativo en múltiples sectores. La ciudad anfitriona experimenta un aumento considerable en el turismo, con miles de visitantes que impulsan la demanda de alojamiento, transporte, restaurantes y actividades de ocio. Por ejemplo, en 2025, Las Vegas, sede del evento, esperaba un impacto económico de 500 millones de dólares, con 70 millones adicionales en ingresos fiscales para el gobierno local y estatal.
Además, el consumo relacionado con el Super Bowl es notable. Se estima que el gasto de los consumidores en alimentos, bebidas, merchandising y otros productos relacionados alcanza los 16,5 mil millones de dólares, con un gasto promedio por persona de 86,36 dólares. Aunque el Super Bowl es un evento profundamente arraigado en la cultura estadounidense, su influencia se ha expandido a nivel internacional. La NFL ha realizado esfuerzos para globalizar el deporte, organizando partidos de temporada regular en ciudades fuera de Estados Unidos, como Londres, Berlín y Madrid.
En 2025, se anunció un partido en el Estadio Santiago Bernabéu de Madrid, con la expectativa de que se sienta como una Super Bowl en España, incluyendo una semana de actividades relacionadas. Esta expansión busca aumentar la base de seguidores a nivel mundial y posicionar al fútbol americano como un deporte de alcance global, reflejando la creciente popularidad de la NFL en diversos países.
La importancia del Super Bowl va más allá de ser un simple evento deportivo. Su impacto cultural, económico y social lo convierte en una celebración multifacética que influye en diversos aspectos de la sociedad. Desde su capacidad para unir a las personas en torno a una experiencia compartida hasta su papel como plataforma clave para la publicidad y el marketing, el Super Bowl se ha consolidado como un evento de relevancia global que trasciende fronteras y culturas.