Netflix nos trae Running Point, una serie que combina el mundo del baloncesto profesional con el drama familiar, la comedia y la lucha por el poder. Isla Gordon (Kate Hudson) hereda la presidencia de los Los Angeles Waves tras un escándalo que sacude a su hermano, y de repente, debe demostrar que puede liderar en una industria dominada por hombres. Entre jugadas estratégicas dentro y fuera de la cancha, Isla intenta mantener el legado de su familia mientras enfrenta desafíos personales y profesionales que pondrán a prueba su carácter.
La serie brilla al abordar el papel de las mujeres en el deporte, un campo donde aún hay barreras por derribar. Isla no solo representa a muchas mujeres que luchan por ser tomadas en serio en puestos de liderazgo, sino que su historia tiene paralelismos con figuras reales como Jeanie Buss, presidenta de los Lakers. Su presencia en la trama añade realismo y refuerza el mensaje de que las mujeres pueden y deben estar al mando en el mundo deportivo.
Pero más allá de los contratos millonarios y la presión mediática, Running Point es una historia sobre familia. La relación de Isla con su hermano Cam (Justin Theroux) y el vínculo con su equipo de trabajo nos recuerdan que el éxito no es solo una cuestión de talento, sino de tener personas que te respalden en los momentos difíciles. Entre discusiones, lealtades y reconciliaciones, la serie demuestra que el verdadero soporte en la vida no siempre viene de la cancha, sino de quienes te rodean fuera de ella.
Los personajes secundarios aportan frescura y profundidad. Brenda Song, como la jefa de personal Ali Lee, es la aliada perfecta en los momentos más tensos. Jay Ellis, en el papel del entrenador Jay Brown, añade una capa de complejidad con su relación con Isla. Y Fabrizio Guido, interpretando a Jackie Moreno, le da un toque de autenticidad y humor que equilibra la trama.
El final nos deja con muchas preguntas: ¿Qué pasará con el equipo? ¿Quién se quedará con la presidencia de los Waves? ¿Qué pasará con Isla y su nueva visión del equipo? La serie ya se perfila para una segunda temporada llena de incertidumbre y emociones, dejando claro que en el juego del poder, siempre hay un próximo cuarto por jugar.