Un 16 de mayo de 2010, el mundo del rock perdió a una de sus voces más emblemáticas: Ronnie James Dio. Nacido como Ronald James Padavona en 1942, Dio dejó una huella imborrable en la historia del heavy metal con su inconfundible timbre, presencia escénica y letras cargadas de misticismo y fantasía. Su legado trasciende géneros y generaciones.
Dio inició su carrera en los años 60 con bandas como Elf y Rainbow, pero fue en 1980 cuando consolidó su figura como leyenda al reemplazar a Ozzy Osbourne en Black Sabbath. Con él, la banda tomó un nuevo rumbo más oscuro y melódico, grabando álbumes clave como Heaven and Hell y Mob Rules. Más adelante, fundó su propia banda, DIO, y lanzó clásicos como Holy Diver y The Last in Line, consolidando un estilo que combinaba potencia vocal, virtuosismo instrumental y una estética épica.
Además de su música, Ronnie James Dio es recordado por popularizar el famoso gesto de los «cuernos del diablo», símbolo universal del metal que aprendió de su abuela italiana como un amuleto contra el mal de ojo. A pesar de su imagen poderosa, quienes lo conocieron lo describen como una persona humilde, generosa y profundamente comprometida con sus fans.
Hoy, a más de una década de su partida, su voz sigue viva en cada acorde que retumba en escenarios de todo el mundo. Ronnie James Dio no solo cantó sobre héroes, demonios y batallas míticas; él mismo se convirtió en una leyenda. Como él mismo dijo una vez: “Dream Evil”, pero sueña siempre.