“Dicen que mis películas son oscuras, pero, igual que la luz, la oscuridad es solo un reflejo del mundo…»
El día de ayer, 16 de enero, se dio la lamentable noticia que el cineasta David Lynch falleció a los 78 años de edad, causando conmoción no solo en las personas que lo conocían, sino por aquellos quienes seguían su carrera de cerca y aficionados al séptimo arte.
David Lynch fue un director, guionista, productor de cine y musica electrónica que, durante años se entregó al arte de una forma única. Con un estilo propio, Lynch marcó la historia del cine son sus imágenes que muchas veces rayaban en lo onírico, su filmografía, que no es muy extensa, nos habla de alguien que se obsesionó con la condición humana y sus deseos y que lo plasmó en la pantalla.
No cabe duda que Lynch fue un personaje enigmático y excéntrico que defendió sus ideales hasta el final, sin embargo, el cine fue solo su única ocupación en vida; a lo largo de los años pudo incursionar en la música, pintura, literatura y, en años más recientes, creación de contenido por internet, en donde exponía pensamientos filosóficos de su autoría. Si bien su filmografía es objeto de estudio para los aficionados del cine existe una cinta que, hasta hoy en día se habla de ella por las más recientes entregas de esta saga y es nada menos que Dune, una película que en múltiples ocasiones Lynch renegó del producto final pero que reconoció el valor que esta tiene en la modernidad por la complejidad de adaptación.
Lynch redefinió la forma en que se cuenta una historia, creando mundos inquietantes que combinan lo cotidiano con lo surrealista. Obras como Blue Velvet y Mulholland Drive han sido reconocidas como hitos del cine moderno, mientras que su serie Twin Peaks revolucionó la televisión, abriendo paso a narrativas más arriesgadas y sofisticadas.
Al mirar el cine de Lynch podría causar confusión por la gran carga surrealista que sus imágenes contienen, sin embargo, no hay que olvidar que fue precisamente su estilo tan peculiar lo que le abrió paso en una industria que hace prefiere vender lo más fácil. No cabe duda que su contribución al arte ha dejado una huella profunda, convirtiéndolo en una figura clave del cine contemporáneo.