Recientemente el cineasta chileno Pablo Larraín nos entregó su cinta que lleva por nombre «María», la cual se adentra en los últimos días de la legendaria soprano Maria Callas, interpretada magistralmente por Angelina Jolie. La trama se centra en una Callas de 53 años, retirada en su apartamento de París en 1977, lidiando con la adicción al sedante mandrax y reflexionando sobre su tumultuosa relación con el magnate griego Aristóteles Onassis.
La actuación de Jolie ha sido ampliamente elogiada por la crítica. Vogue describe su interpretación como «la mejor de su carrera», destacando cómo encarna la complejidad de Callas, desde su imperiosidad y encanto hasta su vulnerabilidad y fragilidad. En palabras de la misma actriz, nunca había cantado de la forma en como lo hizo en la película, sin embargo, con un largo tiempo de preparación pudo dar lo mejor de sí en la pantalla, viendo entrevistas y escuchando la música de Callas, desafiándola en cada momento.
Aunque la película busca explorar las luchas internas de Callas, en ocasiones se desvía hacia elementos narrativos cliché y flashbacks sensacionalistas que desvían la atención de la esencia artística de la soprano. El enfoque estilístico de Larraín ha generado opiniones divididas. Muchos de los críticos especializados han criticado la película por su estilo «excesivamente estilizado y pretencioso», sugiriendo que esta elección puede dificultar la conexión emocional del público con la historia.
La dirección de Larraín es visualmente hipnótica, con una fotografía exquisita y una puesta en escena que enfatiza el aislamiento de la protagonista. Sin embargo, la narrativa puede sentirse distante, y el uso de flashbacks y recursos estilizados a veces alejan al espectador en lugar de acercarlo a la emoción del relato.
En definitiva, María es una película fascinante pero divisiva. Angelina Jolie brilla en una de sus mejores interpretaciones, y el estilo de Larraín crea una experiencia cinematográfica envolvente, aunque no del todo accesible para todos los públicos. Es una obra que atraerá a los amantes del cine artístico y de los retratos introspectivos, pero que podría dejar a otros esperando una conexión emocional más directa.