Desde sus inicios, la saga Misión Imposible ha sido sinónimo de acción trepidante y acrobacias impresionantes. Sin embargo, en su octava entrega, Misión Imposible: Sentencia Final, Tom Cruise supera todas las expectativas al realizar una maniobra aérea que desafía los límites de la seguridad y la resistencia humana.
En una de las escenas más impactantes de la película, Cruise se cuelga del ala de un biplano Boeing-Stearman Model 75 de la Segunda Guerra Mundial, volando a más de 130 km/h y a una altitud considerable. Durante la filmación, el actor enfrentó condiciones extremas que lo llevaron a desmayarse por falta de oxígeno en varias ocasiones. «Cuando sacás la cara yendo a más de 130 kilómetros por hora, no recibís oxígeno, así que tuve que aprender a respirar. Había veces que me desmayaba; era incapaz de volver a la cabina», confesó Cruise en una entrevista con la revista Empire.
La preparación para esta acrobacia fue meticulosa. Cruise aprendió a pilotar el biplano con la ayuda del ex piloto del ejército alemán Klaus Plasa, realizando múltiples vuelos de práctica en el Aeródromo de Duxford, Inglaterra . El compromiso del actor con la autenticidad lo llevó a rechazar el uso de dobles, asegurando que cada maniobra fuera ejecutada por él mismo.
Además de la escena aérea, Misión Imposible 8 presenta otra secuencia que puso a prueba la resistencia de Cruise: una inmersión en un tanque de agua de 8,5 millones de litros, donde el actor tuvo que contener la respiración durante varios minutos. Esta escena, que simula una operación submarina de alto riesgo, requirió un entrenamiento físico intenso y el uso de un equipo especializado para permitirle respirar bajo el agua durante un tiempo limitado.
El director Christopher McQuarrie, quien ha trabajado con Cruise en varias entregas de la saga, destacó la dedicación del actor: «Tom siempre busca superar los límites. Esta vez, llevó su cuerpo al extremo para ofrecer una experiencia cinematográfica única». Misión Imposible: Sentencia Final se estrenó el 23 de mayo de 2025, marcando el cierre de una franquicia que ha cautivado al público durante casi tres décadas. Con estas acrobacias, Tom Cruise no solo reafirma su estatus como leyenda del cine de acción, sino que también establece un nuevo estándar para las escenas de riesgo en la industria cinematográfica.